miércoles, 8 de julio de 2009

Anta padece miseria en las narices de Antamina



En el distrito bolognesino de Chasquitambo (Ancash), se ubican las oficinas de Relaciones Comunitarias de la multinacional Minera Antamina, de allí a 10 minutos, a una distancia aproximada de 7 kilómetros, al sur de la autopista a Pativilca se ubica el pueblo de Anta, un anexo del distrito de Paramonga (Lima), cuyos pobladores, todos dedicados a la agricultura, padecen la mayor pobreza, en pleno siglo XXI, olvidado por los gobiernos de turno, quienes solamente se acuerdan de la gente necesitada en épocas de contienda electoral.Por esa jurisdicción atraviesa el mineroducto de Antamina, que durante años se ha hecho de la vista gorda del sufrimiento de los niños, madres y hombres de Anta, quienes no cuentan con servicios básicos para su subsistencia humana, es decir no tienen energía eléctrica, adecuado servicio de agua potable y desagüe, hecho condenable desde todo punto de vista, en el entendido de que la transnacional minera arrasa con las riquezas de todo los peruanos, sin atender el requerimiento y el clamor de los sectores más empobrecidos.El último fin de semana, un equipo de este medio, visitó la zona y pudo entrevistarse con algunos agricultores, quienes revelaron que Antamina, les compró a un nuevo sol el metro cuadrado de sus chacras, para el pase de su mineroducto, es decir a un precio irrisorio y hasta la fecha no ha efectuado ninguna obra de desarrollo, mientras cunde la desnutrición infantil.“En épocas de fiestas, como la Navidad, realizan matines para niños y en época de escolaridad regalan algunos cuadernos y nada más, de allí no efectúan nada, nosotros subsistimos en base a la producción de nuestras chacras”, afirmó un anteño, que nos sugirió reserva.El mismo agricultor, nos confirmó que recién después de la intervención que efectuara el escritor Edwin Bravo Espinoza, en una asamblea pública, sobre el nulo apoyo de la minera, hace poco algunos funcionarios de Antamina, se habrían apersonado a Anta, ofreciendo el mejoramiento del agua potable, como una manera de paliar el creciente descontento popular que podría conllevar a acciones de protesta.La denuncia de Bravo Espinoza, fue acogida oportunamente por LA PRIMERA, hecho que desesperó a los directivos de Antamina, quienes a pesar de contar con funcionarios burócratas de Relaciones Comunitarias en Chasquitambo, no se dieron cuenta de que a 10 minutos de allí y a escasos 7 kilómetros, existía un anexo llamado Anta que padece la mayor pobreza, a pesar de que por el lugar atraviesan tuberías llenos de mineral con destino a Huarmey.El escritor Bravo, habría presentado un proyecto literario a Relaciones Comunitarias de Chasquitambo y cuando se dieron cuenta de su participación en Anta, le quitaron el apoyo correspondiente.Antamina, prefiere construir casas de cuyes, conejos y chanchos, pero de nuestros compatriotas pobres enclavados en la zona de influencia minera, nada que ver, solo les asignan paliativos.
En el distrito bolognesino de Chasquitambo (Ancash), se ubican las oficinas de Relaciones Comunitarias de la multinacional Minera Antamina, de allí a 10 minutos, a una distancia aproximada de 7 kilómetros, al sur de la autopista a Pativilca se ubica el pueblo de Anta, un anexo del distrito de Paramonga (Lima), cuyos pobladores, todos dedicados a la agricultura, padecen la mayor pobreza, en pleno siglo XXI, olvidado por los gobiernos de turno, quienes solamente se acuerdan de la gente necesitada en épocas de contienda electoral.Por esa jurisdicción atraviesa el mineroducto de Antamina, que durante años se ha hecho de la vista gorda del sufrimiento de los niños, madres y hombres de Anta, quienes no cuentan con servicios básicos para su subsistencia humana, es decir no tienen energía eléctrica, adecuado servicio de agua potable y desagüe, hecho condenable desde todo punto de vista, en el entendido de que la transnacional minera arrasa con las riquezas de todo los peruanos, sin atender el requerimiento y el clamor de los sectores más empobrecidos.El último fin de semana, un equipo de este medio, visitó la zona y pudo entrevistarse con algunos agricultores, quienes revelaron que Antamina, les compró a un nuevo sol el metro cuadrado de sus chacras, para el pase de su mineroducto, es decir a un precio irrisorio y hasta la fecha no ha efectuado ninguna obra de desarrollo, mientras cunde la desnutrición infantil.“En épocas de fiestas, como la Navidad, realizan matines para niños y en época de escolaridad regalan algunos cuadernos y nada más, de allí no efectúan nada, nosotros subsistimos en base a la producción de nuestras chacras”, afirmó un anteño, que nos sugirió reserva.El mismo agricultor, nos confirmó que recién después de la intervención que efectuara el escritor Edwin Bravo Espinoza, en una asamblea pública, sobre el nulo apoyo de la minera, hace poco algunos funcionarios de Antamina, se habrían apersonado a Anta, ofreciendo el mejoramiento del agua potable, como una manera de paliar el creciente descontento popular que podría conllevar a acciones de protesta.La denuncia de Bravo Espinoza, fue acogida oportunamente por LA PRIMERA, hecho que desesperó a los directivos de Antamina, quienes a pesar de contar con funcionarios burócratas de Relaciones Comunitarias en Chasquitambo, no se dieron cuenta de que a 10 minutos de allí y a escasos 7 kilómetros, existía un anexo llamado Anta que padece la mayor pobreza, a pesar de que por el lugar atraviesan tuberías llenos de mineral con destino a Huarmey.El escritor Bravo, habría presentado un proyecto literario a Relaciones Comunitarias de Chasquitambo y cuando se dieron cuenta de su participación en Anta, le quitaron el apoyo correspondiente.Antamina, prefiere construir casas de cuyes, conejos y chanchos, pero de nuestros compatriotas pobres enclavados en la zona de influencia minera, nada que ver, solo les asignan paliativos.

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